Nosotros, 89 responsables del Movimiento de Schoenstatt, venidos de 32 países de los cinco continentes, y miembros de la Presidencia General, nos hemos reunido en el lugar de origen de Schoenstatt desde el 1° al 7 de febrero de 2009. Trajimos la riqueza de la Alianza de Amor así como ella se fue plasmando según la originalidad de cada cultura. En la multiplicidad de idiomas y experiencias vivimos una atmósfera de Cenáculo, un acontecimiento de la gracia que nos permitió buscar en común aquello que el Dios de la vida espera de nuestra Familia en el centenario de la fundación de Schoenstatt. En esta experiencia nos supimos acompañados por la oración de muchos hermanos en la Alianza a lo ancho del mundo.
A través de un intensivo intercambio en grupos y en los plenarios – llevado a cabo con apertura, mutua estima y profundo respeto frente a las originalidades – se gestó un ambiente de unidad en la diversidad.
Juntos descubrimos los frutos que Schoenstatt ha generado en estos primeros 100 años en las distintas realidades en las cuales está presente. Asimismo reconocimos con humildad nuestras limitaciones –tanto de carácter personal como comunitario– en esta etapa de nuestra historia.
Con gran alegría y gratitud nos renovamos en la conciencia de que la esencia del ser de nuestra Familia es la Alianza de Amor con María. Este acto de fe silencioso del Padre Kentenich y un pequeño grupo de congregantes – el acontecimiento fundacional del 18 de octubre de 1914 en el Santuario original – sigue vivo en nosotros con todo su frescor original. Nos admiramos al constatar que en todas partes del mundo lo que mueve e inspira nuestras acciones, la fuente de nuestra fecundidad y la forma concreta de vivir nuestro seguimiento de Cristo es la profunda fe en la realidad de la Alianza de Amor con María. Esto es lo que queremos celebrar en el jubileo del 2014.
Con relación a cómo queremos celebrarlo –es decir, con qué espíritu– recordamos que nuestro Padre y Fundador nos enseñó a captar las corrientes de vida y a conducir a través de ellas. Por eso buscamos recoger las distintas corrientes actuantes en nuestra Familia. Nos alegró descubrir que la fuente de la Alianza de Amor se manifiesta actualmente en algunas fuertes corrientes de vida:
•
la fuerza del Santuario en todas sus dimensiones,
•
la vinculación con nuestro Padre y su carisma,
•
el ímpetu misionero,
•
el don y el desafío de la unidad de la Familia.
Quisiéramos que este espíritu impregne tanto la preparación como los contenidos mismos de la celebración del jubileo. Cada uno según su realidad está llamado a cultivar y fomentar estas corrientes. En la fuerza de estos afluentes llevaremos el torrente de gracias de la Alianza a diversos campos de nuestra estrategia apostólica. Dios nos llevó a mirar nuestra propia identidad para, desde esa perspectiva y bajo esa luz, descubrir qué puertas abiertas encontramos para llevar nuestra misión a la Iglesia y al mundo actual.
Percibimos que la Alianza de Amor es capaz de gestar una cultura que puede responder a las necesidades del tiempo en todos los ámbitos de la vida.
Logramos discernir cinco áreas estratégicas para priorizar y mejorar nuestra acción
apostólica en este momento de la historia:
• el ámbito del matrimonio y la familia,
• los desafíos y el dinamismo de la juventud,
• la aplicación y difusión del pensamiento del P. Kentenich en el campo de la
pedagogía,
• la inserción en la Iglesia diocesana y universal con nuestro carisma original y
• la colaboración efectiva en la gestación de un nuevo orden social y de una
cultura inspirada por la Alianza.
Quisiéramos estimular a toda nuestra Familia para que en la preparación al centenario y más allá de él concrete y siga fomentando iniciativas apostólicas en estos campos prioritarios.
A todo esto se anexan las preguntas dónde y cuándo queremos celebrar el jubileo y qué actos simbólicos realizaremos como camino, expresión y seguro del espíritu señalado. La “piedra fundamental” es la celebración del acontecimiento fundacional. En torno a ella se nuclean los demás componentes de la celebración: en Schoenstatt, en Roma y localmente.
A partir de los aportes de los distintos países percibimos claramente que la MTA nos invita a una peregrinación abierta al santuario original el 18 de octubre de 2014. El lugar y el tiempo tienen para nosotros carácter de sacramentales. La celebración en el lugar de origen debe estar en conexión simultánea con todo el mundo. Así se manifiesta la amplitud de irradiación de la corriente de gracias del santuario original y la gran fecundidad que retorna al Schoenstatt original después de 100 años.
La celebración jubilar tiene otro polo en Roma. Con nuestro Padre nos congregamos en el corazón de la Iglesia para renovar nuestro compromiso con ella y acentuar nuestro carácter misionero.
Llevamos los frutos de nuestros Santuarios y nuestros proyectos apostólicos como regalo, y le pedimos al Santo Padre que nos envíe. Asumimos así el deseo del Fundador que está expresado en el santuario de Belmonte: omnia Matri Ecclesiae.
Con el mismo espíritu de estas celebraciones jubilares esperamos que también en el ámbito local – según la realidad y las posibilidades de cada Familia – se festeje el acontecimiento fundacional . De este modo amplios círculos, a lo largo del mundo entero, podrán participar de esta hora de gracias.
En la preparación y celebración de la renovación de la Alianza tendremos la posibilidad de recibir las gracias de este jubileo. En un momento de Cenáculo encontramos una gran convergencia en los dones que anhelamos para el centenario, por ejemplo: en torno al ímpetu misionero, al espíritu de familia fraterna y solidaria en el Padre, a la santidad. Gracias necesarias para alimentar nuestras corrientes de vida y concretar nuestra estrategia apostólica. Estos son dones y grandes tareas que tenemos ante nosotros. En el espíritu de este documento, la Presidencia General coordinará los pasos a seguir en la preparación común al jubileo, tales como: la constitución de las comisiones necesarias, la elaboración de un lema, la edición de textos del Padre sobre las cinco áreas estratégicas mencionadas, la elección de acentos comunes para los años venideros hasta el comienzo del año jubilar, el 18 de octubre de 2013.
De acuerdo al deseo de la mayoría de la asamblea se pidió que se estableciera un trienium cuyo contenido encauce las ya mencionadas corrientes de vida la Familia internacional.
Finalmente sugerimos que a la brevedad se inicie la peregrinación por el mundo del Símbolo del Padre regalado por el Fundador. Anhelamos que en torno a su persona nuestra Familia se purifique y crezca en la unidad para fortalecernos en nuestra misión al servicio de la Iglesia y de la sociedad.
Schoenstatt, 7 de febrero de 2009
sábado, febrero 14, 2009
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