martes, julio 29, 2008

Meditación en el Desierto

Comparto con ustedes una meditación que escribí hace varios años...

El misterio es siempre atrayente y el desierto por ello llama la atención. Tanto silencio, tanta amplitud, sencillez. Por el día parece vacío, pero por la noche está lleno. Lleno de luz, por un cielo bañado de estrellas... Días calientes y noches frías.

El desierto nos podría hablar de muerte y desolación, pero más bien nos llena de esperanza. Una peregrinación lleva siempre a una meta, y si los oasis son como los describen los cuentos, cualquier esfuerzo, y todo caminar vale la pena.

Lo misterioso atrae y fue así que un futuro profeta fue directo a mirar de cerca algo que no comprendía.

En medio del monte, y sin consumirse descubrió un arbusto que ardía. Este acontecimiento, repleto de misterio fue para él un llamado.

¿Con cuántas escenas de “zarza ardiente” nos hemos topado? ¿Cuántos misterios y milagros hemos podido contemplar? Una y otra vez, en diferentes circunstancias de la vida, Dios nos ha llamado... ¿Hemos respondido como el profeta “Aquí estoy”? Quizá al igual que él hemos experimentado miedo e inseguridad.

Cada llamado es un nuevo desafío, en cada uno, nuestro sí, el primero, debe ser renovado.

Pero volvamos a esta misteriosa pero hermosa escena.

El misterio es atrayente... ¿No es acaso misterioso el fuego? ¿No es acaso hermoso? No hay dos segundos de “fuego” iguales. Permanentemente él va tomando formas distintas, caprichosas, juguetonas. A veces sus llamas se elevan crepitantes, otras son lentas, tranquilas.

Quizá esto es lo más interesante del fuego: ¡Que siempre es nuevo! Que está en constante movimiento, que motiva, suscita, guía, cobija; que entrelaza, marca, funde, arrasa, pero en este peculiar caso no destruye, sino que perenniza, purifica, armoniza.

Y este misterioso fuego, que no consume sino que renueva, que nos habla de lo trascendente, que nos revela el nombre de Dios, ha elegido morar en un matorral lleno de espinas. Podría quizá haber elegido un precioso árbol florecido, un olivo fecundo o un imponente cedro del Líbano.

¿Por qué eligió tan pobre ramaje? ¿Por qué para Dios es hermoso algo que no lo es para el mundo? No eligió el poder ni el brillo, ni lo esplendoroso, ni lo perfecto... sino un ramaje pobre, pero dispuesto. Simple y consciente de sus límites pero abierto.

No hay que llenarse de títulos, honores y prestigios para atraer el fuego.

Hay que estar conscientes de nuestras espinas, saber que duelen, que lastiman, que hacen daño, que son dependientes y necesitadas. Hay que estar llenos de anhelos de ser fieles, hay que levantarse y continuar el camino. Hay que estar alegres pues el fuego no arde en lo sombrío, sino en ojos resplandecientes que saben mirar hacia arriba.

El misterio atrae. Pero no nos engañemos. Moisés había visto muchas zarzas y muchos fuegos... pero la curiosidad lo llevó a contemplar algo que sólo puede ser un milagro. La zarza no se consumía. El amor y la misericordia de Dios nunca terminan... Lo misterioso es atrayente. Una y otra vez podemos contemplar la novedad del fuego, la pequeñez del instrumento. Y podemos repetir la respuesta al llamado... “Aquí estoy”.
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Sí o no

Ya cumplo dos años de estar metida en un remolino contable. Me encanta escribir, pero entre las clases de la universidad que ya casi terminé y los exámenes para CPA para los que estoy estudiando, mi creatividad reposa sin ser utilizada en algún rincón...No puedo evitar alegrarme cuando voy a Guayaquil y alguien me comenta que disfrutaron alguno de mis artículos en la Revista de Schoenstatt. Esta vez una señora en el Santuario me detuvo, me preguntó mi nombre, y me dijo, ah! yo siempre la leo... Qué alivio que la revista salga sólo unas cuatro veces al año... Incluso un amigo me dijo, soy un seguidor de tu blog... ¿De mi blog? Pero si apenas escribo... Así que este post es para 'excusarme' por mi falta de aportes... aunque la gran mayoría de las entradas de este blog son 'atemporales'... y no están relacionadas a algún acontecimiento en especial.

Y ahora vine de Ecuador más confundida. Sí, ya estamos casi acostumbrados a estar peor cada vez. Nos hemos metido en un proceso complicado y poco sano. Como un remolino, todo lo que conocíamos, ha sido arrastrado como algo ya gastado, y todititos los términos "globalizados" nos han invadido. Ahora hay que decir las y los, y aceptar tantas otras cosas, para no parecer retrógradas... Qué pesadilla. En fin. Este blog no es político sino mariano. La Virgen a la cual le rezó Cevallos de rodillas en el arco antes de tapar los penales de Fluminense en el Maracaná, todavía está presente en los corazones de nuestros compatriotas. Eso es una realidad y Ella se preocupará de que podamos seguir al menos viviendo en paz. Esos cientos de artículos escritos entre gallos y media noche o ese odio de clases que se está propagando no prevalecerá.
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lunes, julio 07, 2008

Tiempo de Secuestro: Milagro de transformación

Sin duda estos días de la iberación de Ingrid Betancourt hemos experimentado un remolino de emociones. No se trata sólo del milagro de cómo sucedió su liberación sino también el milagro y la transformación en su vida. Lo que nos dejó a todos sin aliento fue sentir su paz, su elocuencia, su misericordia, el amor que respiraba. Ha sido un hermoso testimonio del amor a la Virgen, de la fuerza del Rosario y de la fidelidad de la Reina. Transcribí un texto de una entrevista de CNN, que me llamó mucho la atención. Aunque pienso que no deberíamos tener que experimentar un secuestro para plantearnos estas cosas...
"Hay muchas cosas que cambiaron en mi vida, yo cambié muchísimo, yo creo que la experiencia de un secuestro en las condiciones que yo viví que son monstruosas – unas convivencias muy complicadas un trato muy inhumano- lo obligan a uno a cambiar de prioridades, a volver a redefinirse uno mismo, quién soy, que quiero, en qué creo, para donde voy, cuáles son mis prioridades, y obviamente uno en ese camino tiene que aliviarse de muchas cosas que uno lleva a cuestas, de muchas necedades, de muchas bobadas, volverse mucho más tranquilo, mucho más tolerante con las personas, aprender a respetar mucho más a la gente, volverse más exigente con uno mismo, tantas cositas que uno piensa que no son importantes, todo es importante, fue un cambio, yo creo, muy de fondo…" Seguir leyendo el artículo

miércoles, julio 02, 2008

Ultimos 5 minutos de un gran día


No podía terminar este día intenso y emocionante, con la liberación de Ingrid Betancourt y otros 15 rehenes, y Liga campeón de América, sin comentarlo...
En estas ocasiones, se nota la gran unión que hay en latinoamérica entre Dios, la Virgen, la vida y el deporte....
Hermoso como Ingrid Betancourt agradeció a Dios y a la Virgen y contó cómo rezaba el Rosario cada día, y además como los jugadores de Liga, agradecían y rezaban constantemente después de los goles y en los penales.
Yo también recé hartísimo, qué increíble que uno le dé tanta importancia al fútbol, incluso para mí que jamás he visto un partido entero...

(En la foto mi sobrina Beatriz, de azul emelecsista cuando fue junto con su curso a visitar a Liga en su lugar de entrenamiento hace un par de meses) Seguir leyendo el artículo

domingo, junio 15, 2008

Ya sé que no se estila

La letra del vals ‘Amarraditos’ se me viene a la mente cuando pienso en actitudes que ya no se estilan en el mundo de hoy. Por ejemplo la preocupación por los demás, el servicio desinteresado. En el mundo de hoy, la prioridad es uno mismo. Tener paz mental, estar en buen estado físico, tener tiempo para relajarse y hacer lo que a uno le interesa y le gusta, divertirse y pasarla bien. Nada de esto está mal, si es que no se pierde de vista la perspectiva de para quién uno debe estar bien, en equilibrio, en forma: para los demás, para la familia, los amigos, los compañeros de estudio y de trabajo, o para las personas que lo necesitan.

Gracias a Dios, hay todavía muchas personas que sí viven para los demás y nos dan ejemplo, entre ellas muchas de nuestras mamás... también de seguro se nos vienen a la mente ejemplos de personas que conocemos y que se destacan por el desinterés y por que siempre están ahí cuando los necesitamos, esa gente que sabe escuchar y poner el hombro.

Y si me preguntan cuál es el estilo de vida schoenstattiano, que en realidad está enraizado en el auténtico y milenario estilo de vida católico, aunque no lo pueda definir en una frase, lo describiría así: es esa actitud de interés en el otro, de atención a lo que el otro necesita, de hacer sentir a la otra persona que es importante, ese ser acogedor y hospitalario, ese crear vínculos entre las personas. El Padre Kentenich lo define mejor, es ese estar “el uno en el otro, con el otro, para el otro”.

Y si hablamos del Padre Kentenich, él lo vivió a cabalidad. Hay cientos de testimonios de cómo al llegar a conocerlo o a conversar con él, se preocupaba de cada detalle de la persona, incluso si ya había comido, la persona era el centro. Si alguna vez tienen oportunidad, les recomiendo ver el emocionante video-testimonio del Padre Horacio Rivas sobre el Padre Kentenich, en www.schmedia.cl (Contenidos / Padre Kentenich).

He tenido, como muchos de ustedes, la alegría de experimentar esa hospitalidad schoenstattiana en muchas oportunidades, y en especial cuando me ha tocado visitar centros de hermanas marianas. Hace poco tuve el regalo de estar unos pocos días en Chile, en el que aproveché de visitar a algunas hermanas, que bueno, son como mis hermanas, y me maravillé de nuevo con toda la preocupación y detalles con que me atendieron. Asimismo he sentido ese calor de hogar en casa de familias schoenstattianas y con muchos hijos del Padre.

Ese estilo, esa calidez, ese servicio, lo queremos aprender de un modelo extraordinario, María, nuestra Madre.

En mi ‘Hacia el Padre’ conservo desde hace muchos años una pequeña foto del Padre que en la parte de atrás tiene un escrito del Padre Kentenich que para mí, es el secreto para poder vivir ese estilo de vida mariano. Está en alemán y seguramente existe una buena traducción en alguna parte, pero yo ofrezco mi interpretación.

“Conserve su lugar en el corazón de la Madre de Dios. Allí pertenece Ud. en cada suceso, en cada caída. Allí encontrará paz, silencio, seguridad y confianza en la victoria, en cada acontecimiento, en cada momento. Haga Ud. el bien donde tenga oportunidad, y contemple en todo la bondadosa mano del Padre, quien guía y conduce su destino siguiendo un sabio plan de vida. Medite siempre en esta sencilla verdad: Dios es Padre, Dios es bueno, bueno es todo lo que hace. Cuando Ud. se aferre a esta verdad, dominará la vida, y será una fuente de bendición para muchos.”
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domingo, marzo 30, 2008

Fortaleza de Dios


No era la primera Semana Santa que pasaba en Schoenstatt (Alemania). Sin embargo, no recordaba casi nada de la vez anterior. Por ello me sorprendió mucho entrar a la Iglesia de la Adoración ese Viernes Santo. El “Castillo de Dios”, por dentro, estaba con todas las luces apagadas, sin flores, sin luz en el tabernáculo. El ‘monumento’ del Santísimo Sacramento estaba en un altar en la parte de atrás de la Iglesia, prácticamente escondido en una esquina, pero bellamente adornado. La luz entraba hermosamente por un vitral. Habían pocos reclinatorios y las hermanas se turnaban para acompañar al Señor en su día de pasión.

Me quedé un buen rato ahí arrodillada, y luego sentada. Había una atmósfera de mucha paz y recogimiento. Pensé que era el mejor lugar para estar en ese momento. Como no, si afuera se sentía el rugir del viento helado. Era reconfortante saber que no penetraba las gruesas paredes de piedra. Ese lugar era no solo un lugar de paz sino un refugio.

Al comentarle esta experiencia a una Hermana me dijo: “¡Eso es! Eso es sentirse hijo”. Pueden rugir las tormentas pero si uno sabe que el Padre Dios está detrás de todo, se preocupa de todo, ese amor filial y esa seguridad, se transforma en una pared gruesa que te protege en todo momento. Ser y saberse hijo de Dios es estar en camino a la santidad. Bien lo dice el P. Kentenich “La santidad no consiste en ser éticamente bueno, sino más bien en el reconocimiento de nuestro desvalimiento y en la total entrega filial a Dios”.

Pero para poder lograr ese profundo arraigo filial, la oración es el mejor instrumento. Sentada ahí ese viernes ante el monumento del Santísimo, no pude evitar recordar esas horas de oración o adoración en las que siempre termino medio dormida y cabeceándome. Sentí propias las palabras del Señor, “¿Ni una hora has podido velar?” (Mc 14,37) Qué difícil es mantener un ritmo de oración en este mundo tan conectado y lleno de actividades y agendas. Estar conectado ahora es casi un vicio, revisar el e-mail, mensajearse, chatear o buscar nuevas fotos de tus amigos en facebook... ¡Si pudieramos tener ese contacto instantáneo y espontáneo con Dios! El P. Kentenich nos lo aconseja: “Lo más importante es que aprendamos a expresar nuestro estado de ánimo, nuestros deseos y nuestras dificultades. No es que tengamos que hablar constantemente... si hemos llegado a cierta madurez, entonces lo más hermoso de la oración es el sencillo estar uno con el otro, uno en el otro. Y esto es lo esencial”.

Comenzó a llegar más gente y aunque talvez no era necesario, sentí que debía dejar el puesto para otras personas. Salí y seguía corriendo el viento, fuerte y helado. Pero no me inmuté y seguí mi día de lo más tranquila y contenta por haber experimentado físicamente esa seguridad que la gracia nos hace experimentar espiritualmente.
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