viernes, junio 19, 2009

La mejor credencial



Me encantan las credenciales, ya sea de periodista, traductor, o fotógrafo. No soy ninguna de las tres cosas, pero he tenido el inmenso regalo de que me las hayan dado en momentos precisos para sacarles el jugo.



La primera fue en el Vaticano, cuando fui a ayudar a cubrir el encuentro de los Movimientos con el Santo Padre en el 2006 para la Oficina de Prensa de Schoenstatt. Esa credencial que decía “Stampa” (Prensa), ¡qué poderosa era! Los guardias me dejaban caminar por toda la plaza de San Pedro, tomar fotos y vídeos, entrar a la Sala de Prensa de la Santa Sede y subir al techo sobre las columnas de San Pedro. Desde allí pude admirar impresionada los cientos de miles de personas reunidos la víspera de Pentecostés en torno al Santo Padre ese año. Guardo orgullosamente esa credencial.

En Febrero del 2009 acudí a otro llamado de la Hna. Kornelia,. Cómo decir que no, me ofrecía ir de traductora del inglés al español en la Conferencia 2014. Era nada menos que la primera vez en la historia que miembros del Movimiento de Schoenstatt Internacional se reunían de forma oficial, y lo hacían nada menos que para reflexionar en la preparación espiritual y material del centenario del Movimiento. Había Hermanas y Padres importantes en Schoenstatt que querían participar en la Conferencia, pero no podían... sólo lo podían hacer los delegados de los países, de las comunidades y nosotros, los voluntarios. Gracias a esa credencial pude experimentar de cerca un espíritu de Cenáculo, de unidad en nuestro Padre y Fundador, en el que pudimos volver a la esencia y raíz de nuestro Movimiento. Parece simple pero es claro, lo esencial es: La Alianza de Amor, el Santuario y la Misión. Al final nos hicieron entregar las credenciales y ponerlas en una canasta. Cada persona iba sacando una, y esa era la persona por la que le tocaba rezar. No sé a quién le toqué yo... pero me hubiera encantado guardarla...

La última credencial que disfruté enormemente no la esperaba, casi me cayó del cielo. Me la dio la Chulla Avilés el día de la Bendición del Santuario de Ciudad Celeste. Decía “fotógrafo oficial”. Cuando alguien pretendía impedirme el paso la enseñaba. “¡Ah!” me decían, “siga nomás”. Me indicaron que después de tomar las fotos desde la mitad del camino a la Mater cuando hacía su ingreso, me fuera hacia delante. Así lo hice, y de repente me encontré tomando fotos dentro del Santuario. Cuando iban a empezar a colgar el cuadro de la Mater, y a armar sus elementos y arreglos, la Hna. Leticia pidió a los que no iban a ayudar que nos retiráramos. Cuando, resignada, me disponía a salir me dijo, “tú puedes quedarte”. Estoy totalmente segura de que era la persona que menos merecía estar ahí adentro en ese momento de cielo. Me emociono de sólo acordarme. Amo esa credencial y también la guardo de recuerdo.

¿Por que traigo a colación este tema de las credenciales?

Hace poco alguien me hizo dar cuenta que el miedo y la angustia son los principales obstáculos en la relación con los demás y con uno mismo. Existe el miedo a perder a algún ser querido, miedo al futuro de los hijos, miedo a que me abandonen, miedo al qué dirán, miedo a quedarme sin trabajo, etc. Y cuando me dejo sucumbir por esos miedos o angustias, me traiciono a mí mismo. En algunas conversaciones con personas amigas pude comprobar que era eso, el miedo o la angustia lo que parecía ser la raíz del algunos de los problemas. El Padre Kentenich, por supuesto ya lo tenía muy claro hace años:

“¿Qué entendemos por angustia? Miedo y angustia son, en parte, equivalentes, y en parte, distintos. Miedo es el estremecimiento y temblor ante un peligro amenazante que se ha reconocido claramente. Angustia es el estremecimiento ante un poder secreto y oscuro. Hoy existe gran inseguridad en todos los aspectos y en todas partes. por eso nuestro corazón es presa de cierta angustia. ¿Seré capaz de asumir la vida? ¿Tendré suficiente para comer? Por todo esto podemos decir que la angustia es un sentimiento primordial del ser humano. Todo hombre por ser hombre, por estar arrojado en este mundo de hoy y acechado por peligros en todas partes, padece angustia. De ese sentimiento, como de una raíz brota todo un complejo de otros sentimientos. No raras veces existe una cantidad de afectos y acciones contaminadas por la angustia. “(Dios Presente, PJK, Patris)

Y yo me preguntaba al conversar con todas estas personas, (conversaciones que disfruté enormemente), cómo podía yo transmitir la importancia de no dejarse llevar por ese miedo o esa angustia. Y encontré esto:

“La persona audaz no camina sin angustia por la vida, pero camina sin una angustia especial. No peregrina por la vida con piernas temblorosas, Por ejemplo, no es una vergüenza que nosotros, arrojados en medio de las dificultades del tiempo de hoy, sintamos que se nos estremece el corazón. Es algo muy humano, hasta Jesús lo padeció. Nosotros decimos que el hombre audaz camina por la vida y asume las dificultades sin una angustia especial.” (Dios Presente, PJK, Patris)

¡Ah! ¡Qué ilusa yo! Es normal experimentar miedo o angustia. Es humano.

Pero a su vez hay que caminar por la vida como si se caminara con una credencial muy especial... ¿Cuál?

“¿Cómo se muestra en la práctica? Con fe sencilla en la divina Providencia, la persona audaz ataca en todas partes el plan del Amor Eterno. Confía que al final, todo saldrá bien. No se preocupa angustiosamente, como un pagano. No nos dejamos absorber por las necesidades materiales. En lugar de andar en pos de las cosas, nos entregamos con sencillez a Dios Padre. La inseguridad está integrada a los planes de Dios a fin de que reconozcamos nuestra dependencia de Él.

Nuestra vieja consigna que ha obrado cosas casi imposibles, reza así: “Mater habebit curam”, la Madre cuidará. Recitándola, hemos cruzado los mares, hemos edificado casas. No nos preocupemos angustiosamente. El sentido más profundo de la inseguridad de la vida moderna es que nos hace bien padecer una cierta inseguridad económica. El sentido es tener la seguridad en Dios. Sólo debemos comprenderlo cabalmente y actuar en consonancia. “(Dios Presente, P. José Kentenich, Ed Patris)

Si caminamos por la vida con la credencial de la Fe Práctica en la Divina Providencia, en la cual está escrito “Mater perfectam habebit curam et victoriam”, podremos sortear numerosos obstáculos, mejorar nuestras relaciones, mirar la vida diferente,. Podremos entrar al Santuario -el Tesoro de Schoenstatt- mirar a la Mater a los ojos, y tener la seguridad de que todo va a estar bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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