Estas reflexiones y cantos están grabados en archivos mp3 en
http://homepage.mac.com/amsanvel (En Archivos y Musica, Santa Misa)
Cantos: Letra: Lorgia Sanchez de Loor, Música: José Plaza P.
Reflexiones: Angie Santos, basadas en el libro “Cómo vivir y comprender la Santa Eucaristía”, del P. Rafael Fernandez.
Introducción:
En éste nuevo milenio, el Papa Juan Pablo II , nos invita a poner nuevamente a Cristo en el centro de nuestra vida, para así, volver a cristianizar la cultura, en éstos nuevos tiempos.
Nuestra vida debe estar centrada en Cristo; el Redentor del mundo , por quien se nos da vida eterna , por quien somos hijos y no siervos, y en orden a quien fueron creadas todas las cosas.
La Eucaristía, como la oración perfecta y como uno de los puntos de encuentro con su persona, debe transformarse en la celebración más importante de la vida cristiana, fiesta de encuentro con Dios y con su pueblo, la Iglesia.
Que por medio de estos cantos que pueden acompañar la celebración de la Santa Misa, descubramos a Jesús, el Cristo, que tiene en María su Madre y Compañera, el Cristo Redentor del mundo y Buen Pastor que vino a dar su vida para salvar a todos, el Cristo de los vínculos de amor, el Cristo que está orientado en todo por el Padre, “patrocéntrico”, hijo predilecto, el Hijo Amado del Padre.
Así podremos ser “hijos en el Hijo”, personalidades nuevas, que transformen el mundo, tal como el Fundador de Schoenstatt, el Padre José Kentenich, nos lo encargó.
Con todo cariño le presentamos este trabajo, como regalo por el aniversario de su nacimiento,
Guayaquil, 18 de Noviembre del 2002.
Lorgia de Loor y Pepe Plaza.
Reflexión
Celebrar la Santa Eucaristía, es como experimentar un lugar que es sagrado a la vez que muy familiar, es experimentar lo santo, lo infinito, a la vez que lo cercano, lo palpable, lo íntimo. No siempre podemos abstraernos de los problemas que tenemos, de nuestras preocupaciones y apuros, de llegar por rutina u obligación. No siempre podemos llegar preparados, habiendo leído previamente las lecturas. No siempre logramos concentrarnos en la palabra de Dios, en la homilía. Pero nuestro pequeño esfuerzo debe ser acudir a ella con un corazón de hijo, con un corazón que acude por necesidad, por amor, por que sabe que lo necesita para vivir y recordando sus inicios, asistir a ella como lo que es, una cena con el Señor, una invitación, un compartir, un diálogo, una celebración.
I. Ritos Iniciales
Subimos a tu Monte Santo, venimos a ti Señor, a encontrarnos contigo, como quien visita a quien tiene en sus manos su salvación, como quien visita al familiar más querido, como quien viene a renovar fuerzas, como quien llega al hogar después de un largo viaje. Como lo hizo Moisés, nos quitamos las sandalias ante tu presencia santa, te bendecimos y nos alegramos. Hemos llegado a tu casa Señor, a cantar juntos, a alabar juntos, a agradecer juntos, a compartir el pan y el vino, tu cuerpo y sangre. Venimos a una fiesta, a tu fiesta, somos tus amigos, tu familia, tus elegidos.
¿Quién nos une sino tú, quién nos hace hijos, sino Tú, Jesucristo, el Hijo Amado del Padre?
Canto de entrada
Familia congregada
somos en Cristo una sola alma
El nos hace hermanos
nos une solidarios
y a la mesa, en su fiesta
todos somos invitados..(por eso.)
Levántate, mira
el Sol de Cristo ilumina
El es camino y en El Espíritu
hacia el Padre nos guía.
Pueblo de Dios
santo y consagrado en la cruz del Redentor
construyes la historia
con luchas y anhelos
buscando el regreso
a tu casa del cielo.. (por eso)
Iglesia bendecida
En el mar del tiempo navega sin temor
aunque el viento arrecie
aunque dudas lleves
confía segura,
El Señor lleva el timón..(por eso)
Señor, hemos llegado a tu monte santo, a tu cena, pero antes de compartir el vino y el pan, queremos purificarnos. No podemos sentarnos a la mesa con nuestros pecados a cuestas, con nuestra carga acumulada, con nuestro corazón amurallado. Cuántas veces te hemos fallado, hemos construído becerros de oro, hemos tirado la primera piedra, te hemos negado. Queremos que se ablande nuestro yo, que casi siempre está en el centro, que juzga, que es egoísta, y sobretodo, que no sabe reconocer que a veces cae, que a veces hiere, que a veces es infiderente a las necesidades de nuestros hermanos. Nuestro yo es experto en inventarse excusas para no ir más allá, para comprometerse más, para ponerse en el lugar de otros. Pero Tú eres grande Señor, Tú eres el Maestro bueno, que intercede ante nuestro Padre por nuestros pecados, así como lo hiciste con los leprosos, los publicanos, los ciegos, los paralíticos. Y esa carga que me quitas al perdonarme, me dará fuerza para continuar el camino y para aprender a perdonar a los que me rodean.
Canto de Perdón
Señor, Hijo del Padre
que viniste a sanar los corazones
ten piedad, ten misericordia
por que hemos pecado contra ti
Cristo Redentor del mundo
que viniste a llamar a pecadores
Ten piedad
muestra Tu misericordia
danos tu salvación
Señor, Predilecto del Padre
Que intercedes por nosotros ante El
ten piedad, muestra tu misericordia
porque hemos pecado contra Ti
Y la alegría se enciende... Cada día tú nos has bendecido, nos has regalado tu amor. Nos hemos encontrado con sonrisas, con palabras de amor y de ánimo, con miradas, con desafíos, con el apoyo de quienes nos rodean. Hemos descubierto cosas nuevas, hemos progresado, hemos vuelto a levantarnos, hemos aprendido a reconocer nuestras miserias. Y ahora nos toca a nosotros cantar, agradecer y alabar, pero no sólo por lo que hemos recibido, sino porque Tú eres grande, porque Tú te lo mereces, porque Tú eres Santo, porque Tú eres poderoso y porque la Santísima Trinidad ha hecho su morada en nuestro corazón. Como lo hizo tu pueblo al ser liberado de la esclavitud de Egipto, como lo hicieron los ángeles cuando viniste al mundo, como lo hizo Simeón cuando fuiste consagrado en el Templo, te bendecimos, alabamos, damos gracias y adoramos.
Gloria.-
Gloria a Dios, en las alturas
Paz y alegría en la tierra,
a quienes ama el Señor
a quienes ama el Señor
Gloria a Dios, Gloria Dios
Gloria a Dios
Por tu inmensa gloria te alabamos,
por tu amor y tu poder, te bendecimos y adoramos
Señor te damos gracias
Padre Omnipotente
Hijo del Padre
Gloria Dios,
Gloria a Dios,
Gloria a Dios
Amén
II. Liturgia de la Palabra
Señor, tu palabra es vida, tú mismo eres la Palabra, el Verbo, ese pensamiento, ese deseo del Padre Dios, pues el quiso engendrarte para hacerse más cercano a nosotros. Y esa Palabra de Dios, dicha hace miles de años, escrita en los corazones de tantos de tus hijos a través de los siglos, es hoy tan actual como entonces. Queremos aprender a silenciar nuestro corazón, a asumir esa actitud de atenta escucha de nuestra Madre María, queremos aprender a poner toda nuestra atención en el Tú... transportarnos al momento cuando tus amigos se reunían en torno a ti, mientras proclamabas la bienaventuranzas en el monte, o en el lago cuando las multitudes, sentadas en la playa, te oían predicar desde la barca. Tus palabras Señor, tenían una fuente: el amor entre tu Padre y Tú, brotaban de ese profundo encuentro en el silencio del desierto, en los largos caminos, en lo oscuro de la noche, en la soledad del monte. Queremos que esa palabra, que proviene del amor, que es sagrada, que es verdadera, que es viva y eficaz, penetre en lo profundo de los corazones, que la recordemos, que la tengamos presente, que sea la que nos guíe en nuestro camino y en nuestras acciones.
Aleluya
Luz que ilumina es Tu palabra
Dios de la vida Aleluya
Ábrenos el entendimiento
Y siémbrala en nuestro corazón
Aleluya, (Aleluya)
III. Liturgia Eucarística
1. Presentación y preparación de los dones:
Estamos a tu mesa Señor, nos hemos purificado, te hemos alabado, hemos escuhado tu palabra, y ahora queremos preparar juntos el pan y el vino que después compartiremos. Este pan y vino que simbolizan nuestro trabajo, nuestro esfuerzo, nuestros pasos, nuestras caídas, nuestra paciencia, nuestra debilidad. Todo aquello que hemos venido a traerte. No se trata simplemente de buscar en la billetera algo de dinero y ponerla en la cesta donde lo recogen. Este es un momento de buscar en nuestro interior, aquel miedo, aquella preocupación, aquellas fallas y también aquellos logros y esfuerzos que queremos poner en el altar, junto al pan y el vino, para que el sacerdote al elevar la patena y el cáliz te lo presente a Ti, Señor, Dios del Universo. A Ti, a quien bendecimos y alabamos por siempre.
Presentación de las ofrendas
Bendito seas Señor por este pan
Fruto de la tierra y de tu generosidad
Aquí lo presentamos
Y preparamos el altar
El será cuerpo de Cristo
pan que vida eterna nos dará
Bendito seas, bendito seas, Señor.
Bendito seas
Bendito seas por siempre
Bendito seas Señor
Bendito seas Señor por este vino
Fruto de la vid y de tu generosidad
Aquí lo presentamos
Y Preparamos el altar
El Será sangre de Cristo
Bebida que nos salvará.
Preparemos
Preparemos el altar
Con frutos de la tierra: vino y pan
Que tu amor paternal,
En sangre y cuerpo de Cristo
transformarán.
Acepta la pequeñez
Toma nuestra voluntad
Transfórmalas también
para ser instrumentos de tu bondad....(Bis)
Preparemos el altar
Con frutos de la tierra: vino y pan
Que tu amor paternal,
En sangre y cuerpo de Cristo
Transformarán.
2. Plegaria Eucarística
Prefacio - Santo:
Padre Santo, queremos alzar la mirada hacia Ti, queremos levantar nuestro corazón hacia ti. No sólo es justo darte gracias, es necesario, pues Tú, que sabes de nuestra debilidad, que sabes de nuestra pequeñez, nos has regalado a tu Hijo, nos has regalado la salvación.
¿Cómo no alabarte en todo momento, Padre bueno, al contemplar las maravillas de la creación? Unidos en un canto, unidos a toda la creación, a los Santos, a María Santísima, a los ángeles, aclamamos con alegría tu grandeza, esperando que un día podamos contemplar tu rostro de Padre Misericordioso...
Santo
Santo, Santo, Santo
Señor Dios del Universo Cielos y tierra
de Tu gloria están llenos.
Hosanna en las alturas
Bendito es el que viene
En el nombre del Señor
Hosanna en las alturas
Continuación de la Plegaria Eucarística
Transición, primera epíclesis, narración de la institución del sacramento, segunda epíclesis, doxología final.
Luego de aclamar tu bondad y poder, Padre Bueno, hemos llegado al corazón de esta celebración. El Espítitu Santo desciende sobre el pan y vino, para transformarlos en sangre y cuerpo de Tu Hijo, luego rememoraremos el momento de la última cena y el sacerdote te ofrecerá y adorará ese cuerpo y esa sangre de Jesucristo. ¡Con qué amor verás a tus hijos reunidos ofreciéndote juntos ese sacrificio! Con qué amor recibirás y aceptarás cada día, en cada Santa Misa, esa Ofrenda, alguien tan preciado para ti, alguien a quien engendraste por amor. Cómo fluirá en ese momento el amor entre tu Hijo y Tú, ese amor que es el Espíritu Santo. Cuando Cristo, tu Hijo muy amado, se hace presente en el pan y en el vino consagrado, te adoramos con Él y en Él, te damos nuestro sí. En Él nos volvemos a Ti, Padre nuestro. Cargamos en los hombros de tu Hijo Jesús nuestras miserias, para recibir tu Misericordia, y te alabamos, te agradecemos, te pedimos y te glorificamos.
Rito de Comunión
Luego del sacrificio viene la cena, nos preparamos para recibirte en nuestros corazones, rezamos juntos el Padre Nuestro y nos deseamos la paz. En ambos, tú nos invitas a la reconciliación, a estar unidos a nuestros hermanos, juntos te recibiremos, como una familia. Como el cordero pascual que en el Antiguo Testamento nos recordaba la liberación de la esclavitud, Cristo sacramentado es el verdadero Cordero de Dios...
Cordero
Cordero de Dios
Que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros, ten piedad
Cordero de Dios
que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros, ten piedad
Cordero de Dios
Que del mundo borras el mal
Danos la paz, danos la paz
Danos tu paz.
Comunión
Estamos listos para recibirte, Señor, tú no sólo quieres que oremos juntos, que escuchemos tu palabra, sino que, como lo hiciste en la multiplicación de los panes, quieres compartir con nosotros tu pan que es tu cuerpo y ese vino que es tu sangre. Qué regalo es poder tocarte, poder verte, poder sentirte. Tu conoces nuestra pobre naturaleza que necesita palpar, experimentar... y te regalas a nosotros en el pan, en el alimento preferido de los pobres y de los niños... Ese alimento que nos enriquece, que nos da fuerza, que nos hace ser cada vez más niños, más humildes, más hijos en el Hijo. En Ti Señor, el Hijo Amado del Padre queremos hacernos pequeños, confiar en la bondad y misericordia de tu Padre, sumergirnos en su divina providencia, para que todos los acontecimientos que nos traiga el día o la semana, los vivamos en su presencia, y por lo tanto confiados, seguros, animados...
Canto de Comunión
Jesús,
pan bajado del cielo
Sacias el hambre del pobre, Jesús..
Jesús
eres camino verdad y eres vida
Esposo de las bodas del
campo gran tesoro.
Jesús Pastor de tu pueblo
Redentor del mundo luchas incansable
por llevar a todos
de regreso al Padre
Hijo amado del Padre
En mi vuelve a vivir
en el mundo de hoy
estoy dispuesto a resistir
que traspasen mi costado
A entregar lo más preciado
A morir junto a ti
Jesús,
la voluntad del Padre
Guía siempre tus pasos, Jesús
Jesús
con fe viva yo la busque
Para hacerla realidad
En las obras de mis manos
Jesús corriente infinita de amor que brota de Dios
Desborda mi corazón
Para aliviar el dolor
De quién vive en opresión.
Jesús, Cordero de Dios Victorioso
Vencedor del mundo, Jesús..
Jesús
con total libertad yo me entrego
Y en cada suceso por ti me decido..
Jesús hombre eterno
eres centro de mis pensamientos
Conquistas y anhelos
compañero de camino
De tu amor seré testigo.
Canto de Acción de Gracias
Gracias Señor
por enriquecer mi corazón
como en un Santuario
en él tienes morada
te adoro con fe
y a ti me ofrezco
con todo lo que soy,
con todo lo que tengo...
(Estrofa)
Envío:
Volvemos a la vida cotidiana, acompañados, enriquecidos, fuertes, renovados. Te pedimos que podamos entender la Santa Misa como un ejemplo y modelo para nuestra vida, que podamos y sepamos alabar, dar gracias, pedir perdón, presentar nuestros dones, confiar, creer, pedir, ofrecer, adorar, implorar el Espíritu Santo, y sobretodo, podamos estar conscientes de que Cristo el Hijo Amado del Padre, vive en nuestros corazones, y por ello nuestro Padre del Cielo nos ama, se preocupa por nosotros, está con nosotros... María nuestra Madre del Cielo, nos acompañará en este camino y será nuestra Aliada en todo momento...
Canto Final
Envíanos Señor renovados
Desde el altar a lo cotidiano
Sean nuestras acciones repetición
De este Ofertorio,
consagración y comunión
Con María, Mujer llena de sol
Asumimos la misión:
Ser portadores de Cristo
Y en los nuevos tiempos
Sea El Rey y Señor.
Ofrecer penas y alegrías
En la patena cada día
Consagrar la vida al Señor
acercando el corazón
Más y más al Padre Dios.....bis
Más y más al Padre Dios......
domingo, octubre 17, 2004
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario