martes, marzo 03, 2009

A un mes de la Conferencia 2014


Luego de tantas experiencias impresionantes en Schoenstatt, uno vuelve a la realidad y a un remolino de actividades que te dejan poco tiempo para degustar todo lo vivido durante esos 7 días en la Casa Padre Kentenich y Marienland. Me ha ayudado para ello leer en www.schoenstatt.de testimonios, en particular de algunas de las personas que hicieron de traductores durante esta conferencia en y los aportes de algunos de los participantes como los del Padre Rafael Fernández con todos los recursos que ha contribuido a este Schoenstatt Vivo, qué fantástico, ver tantos vídeos, fotos y entrevistas, es todo un comunicador.

Cómo yo fui para ayudar como traductora y colaboradora de la Oficina de Prensa de Schoenstatt, no estaba metida de lleno en los intercambios enriquecedores de los grupos, pero sí tenía la oportunidad de escuchar intervenciones de los participantes que me emocionaban y en algunas ocasiones se me ponía la piel de gallina. Unos eran graciosos, otros profundos, pero en todos se sentía mucha responsabilidad y amor. Las conversaciones profundas y la emoción no se detenían en las reuniones o plenarios, sino que seguían en los pasillos y durante las comidas.

En una aventura anterior con la Hna. Kornelia estuve en Roma ayudándola a cubrir ya sea con fotos o vídeo el encuentro del Santo Padre con los Movimientos en el 2006, y entre otros actos acompañamos a los miembros de la Presidencia General cuando se disponían a entregar los estatutos del Movimiento en la Congregación de los Laicos. Cuento esto porque cuando algunas personas vieron las fotos se quedaban con la boca abierta que yo haya estado con ellos. Pues en este encuentro, todos los participantes tenían la oportunidad de compartir con ellos. Se podían sentar a su lado en las comidas, o intercambiar impresiones. Me impresionó por ejemplo, ver a la Hna. M. Jacoba, Superiora General de las Hermanas, haciendo de secretaria en uno de los grupos, o al P. Walter, Superior de los Padres participando del “trencito” al son de la música que se armó en una celebración en que miembros del Movimiento de Alemania agasajaron a los participantes. Y en las participaciones se le daba tanta importancia a la opinión del P. Strada, postulador de la Canonización de nuestro Padre Fundador, como a la de Luis, el extraordinario joven que enviaron de representante del Uruguay. Como muchos lo han mencionado, se experimentó un verdadero espíritu de Familia reunida en torno a nuestro Padre y Fundador.

Alguien a quien le contaba hoy lo que había hecho en esa semana de vacaciones que me tomé, me dijo que se alegraba por qué es una hermosa experiencia cuando uno pasa con personas con las que está en sintonía. Y es verdad, nos pasa cada vez que nos encontramos con un schoenstattiano, experimentamos enseguida una gran calidez, esa mirada fraterna y esa alegría de niño. Es un testimonio de que la Alianza de Amor que nos une es una realidad, no es un invento, la hemos vivido en carne propia, hemos visto la transformación en otros y en nosotros mismos. Y en el Schoenstatt original ésto se experimenta con más intensidad. Siempre lo repito, son tantos los detalles y regalos que se reciben, que solo falta que la Mater y el Padre Kentenich se te crucen en el camino. A decir verdad, lo hacen, en sus hijos.

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